viernes, 22 de enero de 2016

The leftovers

Hoy,  recomendación de una de las mejores series que he visto últimamente. Siempre había tenido como la mejor a Lost y empiezo a pensar que esta la supera. Todo dependerá de cómo se desarrolle la tercera y última temporada.
En esta serie todo es bueno. Los actores, una trama cargada de novedades que no te deja aburrirte ni un segundo y un punto de partida genial: “¿Qué pasaría si un buen día desaparece el 2% de la población mundial sin saber  por qué?"
Incluso las cabeceras son buenas. En la primera, una especie de capilla Sixtina que parece estar en movimiento y  repleta de pinturas en las que unas personas dejan escapar a sus seres queridos hacia el cielo. En la segunda, creo que se superan con una colección de fotos familiares y de amistades, cuyo contorno de la persona desaparecida aparece dibujado con estrellas, humo, o no se sabe exactamente qué. Me parecen brillantes.

Por otro lado, la banda sonora instrumental principal es insuperable.  Se trata de la misma melodía tocada en diferentes tempos, instrumentos y tonos, renovándose una y otra vez, y removiendo algo en nuestras emociones que no es sólo tristeza, es miedo, es incertidumbre o algo que no se puede definir completamente. En definitiva, una unión de buen gusto que hace que no quieras despegarte de la pantalla.  Aquí tenéis la música:  
Por ponerle una pega, creo que hay un punto en el que satura no entender nada, aunque el concepto de “abierto” en este tipo de series, me parece que está por encima de la pretensión de cerrarlo y explicarlo todo.
A quienes quieran empezar esta serie les diría, no esperéis que el motivo de por qué desaparecen las personas se resuelva. Lo que plasman en la serie es mucho más trascendente: ¿Cómo afrontaría la sociedad algo así? Y a partir de aquí, prepárate a reflexionar y a decidir entre religión y ciencia. Esta serie es para cualquier tipo de pensamientos porque, como si de un debate se tratara, nos argumentan una dualidad continuamente. El espectador puede quedarse con lo que más le convenza.
De todos modos, siempre están esas pequeñas incógnitas que sí se van resolviendo. Te cuentan una historia desde el punto de vista de un protagonista que no entiende nada, que nada sabe y al que le queda mucho por pasar. No te sientes sólo en la incertidumbre.  Ni te da la sensación de que tengas que entender lo que sucede en el momento.
Más adelante, haré un análisis de la primera y segunda temporada en el que explicaré mis conclusiones. De momento, quiero recomendarla y no se deberían poner spoilers en una recomendación.

  
PC (Por cierto): Si queréis ver una película o serie y disfrutar de ella, fiaros de las opiniones de la gente y no leáis las sinopsis. No sé qué tipo de personas redactan estos pequeños escritos pero, muchas veces revelan partes que gusta descubrir viendo la película. Otras veces, el argumento resulta tan poco interesante que pasas de ver grandes películas. Mi consejo es que jamás leáis una sinopsis.

jueves, 21 de enero de 2016

Amistad

No soy un pasatiempos, ni soy un cleanex, tampoco soy un saco de boxeo al que puedas golpear cuantas veces quieras y que ahí seguirá para cuando quieras volver a hacerlo. No soy incondicional, ni para siempre per se. No soy tu juguete. Ni he nacido para hacerte favores. Tampoco soy el altruismo hecho amiga. No esperes que dé dé dé y jamás reciba. Yo no haré gestos esperando nada a cambio. Tú no pidas lo que jamás vas a dar. Las palabras son frágiles. Mi amistad no la tienes por decirme que me quieres en mi cumpleaños y en Navidad. Mi amistad no es un contrato. No mejora por antigüedad.
Pero a mis amigos de verdad les digo:
“ Siempre que tengas un problema, voy a estar ahí. De la misma manera, yo acudiré a ti cuando no pueda más. No me acordaré de ti sólo en lo malo, de lo bueno también vamos a disfrutar. Vamos a crear recuerdos juntos y cuando no podamos vernos, vamos a preguntar. Mantenernos informados, no por cumplir sino porque nos preocupa de verdad. Jamás te descuidaré y espero que no me descuides. Cuando algo haga que te moleste no dudes en decírmelo, pues yo no dudaré en disculparme y cambiarlo,  porque sé que cuando algo me duele a ti te preocupa, lo escuchas y lo intentas cambiar. No me olvidaré de avisarte para verte porque ¿Cómo olvidarme de algo que quiero hacer? Siempre tendrás de mí la opinión más sincera aunque no siempre sea la que tú quisieras o esperas escuchar. De la misma manera quiero que me des un tortazo de realidad cuando yo lo necesite. Me alegraré de lo bueno que te pase como tú te alegras de lo bueno que me pase a mí, dejando siempre a un lado tus propios intereses”
Lo que haya fuera de esto, lo siento, da igual el tiempo que haga, pero es de todo menos amistad.  Si hay que pedir ciertas cosas, algo se debe replantear.
Voy a intentar ser menos visceral y más como todos. Simplemente priorizar y por los que me importan darlo todo. Que me dejen de importar los que me hacen daño. Cuando lo das todo y no recibes es un constante desengaño. No tengo más ganas de enfados, de decepciones y de malas contestaciones. Todos nos equivocamos, está claro pero ya no me engaño. Los hechos son el reflejo de los sentimientos, aunque nos neguemos a verlo.
Lo siento por cansarme. No te pido disculpas a ti, que ni siquiera has preguntado. Se lo digo a tu conciencia, ella sí se ha dado cuenta de que todo ha cambiado y no hay marcha atrás. Al menos espero que te sirva para aprender, que amigas como yo he sido no las deberías de perder.
La vida es un aprendizaje, caminar y prosperar.

miércoles, 20 de enero de 2016

Pseudovidas

Cuando entres en Instagram, observa las fotografías que se presentan ante tus ojos.
Personas poniendo muecas divertidísimas mientras estudian, personas despertándose con un antifaz y con cara de sueño, sonrisas, sonrisas y más sonrisas. Ves la foto y sientes ternura, simpatía o incluso algunos sienten envidia. Piensan: "qué vidas tan geniales. Siempre perfectos, hasta cuando se despiertan. Y mira la mía... aquí, visitando su página en pijama y con cero fotogenia".
Bien, pues te invito a que no pienses sólo en la foto que se presenta ante tus ojos. Piensa en esa persona, perdiendo minutos de su vida en poner muecas ella sola en su habitación, en como muestra su mejor de sus sonrisas a la pantalla de su móvil, se desvanece esa sonrisa mientras observa como ha quedado y decide repetirla volviendo a esbozarla ante la pantalla. Piensa en esa persona peinándose y maquillándose, volviéndose a poner el antifaz y fingiendo que acaban de despertarse ante una pantalla.
Te invito a que pienses en esos grupos de amigos que sin más tema de conversación, deciden hacer unas fotos a unos vasos de zumo o a unos cafés y ponerles 7 filtros para subirlos a la red. 
Piensa en los viajes de esas personas. Tres cuartos de hora frente al mejor monumento del mundo, repitiendo fotografías una y otra vez, uniendo sus manos para formar un corazón e ignorando la belleza que tienen ante sus ojos.
Nadie es completamente feliz. Nadie tiene una pareja perfecta ni una vida perfecta. Todos tenemos nuestros problemas y nuestros días buenos y malos pero, obviamente, nadie los sube a las redes sociales.
¿Os imagináis a vuestra amiga adicta al Instagram subiendo una foto de su grano? ¿Una foto de la discusión con su novio tal vez? ¿Un pantallazo de whatshap de cómo se ha enterado de que sus amigos han quedado sin ella?
Las comparaciones son odiosas siempre, pero si te comparas con la ficción, con lo irreal... entonces puedes acabar siendo una persona depresiva y llegar a creerte que tu vida merece la pena menos que las de los demás. Puedes acabar siendo una anoréxica social.
En mi caso, no sé si merecerá menos o más la pena. Sé que tengo cosas mejores en que emplear mi tiempo que en hacerme selfies sonriendo y poner frases, que a saber de dónde salen, (¿Hay una página de frases para posturear en Instagram y yo no me he enterado?). Y, cuando quedo con mis amistades, estoy tan absorta en mis conversaciones que ni cojo el móvil más que para consultar la hora, no sea que me vayan a dar las tantas. No sé si mi vida será buena o mala pero me conformo con eso. Con tener conversaciones plenas y una vida real con sus días buenos, malos y regulares y con no caer en la necesidad de tener que crearme un personaje, siempre observado, siempre perfecto.
 Vivid y dejad de fingir.